Sentimos la oscuridad, sentimos la ternura y qué queda de todo un recorrido: las arrugas y el miedo.

Vemos besarse a los amantes, vemos que el futuro no tiene nombre. El recuerdo, la memoria se desdibuja y solo existe el momento presente. El poeta nos da así una visión lineal de la vida, en la que todo muere y en esa muerte notamos una ausencia sentida.

Tenemos ruinas, cenizas y fragmentos. Observamos a un esquizofrénico sumido en el terror de las voces que solo él oye.