Trucos para desarrollar el hábito de escritura 20 noviembre, 2015 – Publicado en: Blog – Etiquetas: , ,

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La palabra hábito podrá parecer aburrida porque suena a rutina, pero ese enfoque no es el adecuado. Todos tenemos buenos hábitos. Apuesto a que te bañas con frecuencia y te cepillas los dientes (al menos eso espero); al salir de casa, probablemente cierras la puerta con llave. Hacemos estas cosas con tal regularidad que las hacemos sin pensarlo, tan así que a veces olvidamos si lo hicimos o no.

No obstante, la mayoría de estos pequeños hábitos son sencillos. No cuesta esfuerzo cepillarse los dientes, ducharse o cerrar la puerta con llave al salir de casa. Por el contrario, escribir es difícil. Muchas veces pasa que el escritor se sienta y, tras ver la página en blanco por cinco minutos, decide que está bloqueado y se va a hacer otra cosa mucho más fácil como ver videos de gatitos por internet (me declaro culpable).

Por eso se deben tener las herramientas adecuadas para no perder tiempo soñando con escribir y sencillamente sentarse a escribir de una buena vez. Para mí, algo que me ha ayudado muchísimo a mantenerme constante es desarrollar el hábito de la escritura.

1) Escribe todos los días

El primer paso para formar un hábito de cualquier cosa es hacer eso mismo todos los días, hasta que uno se siente raro si no lo hace. Ya admití que esto de la escritura requiere esfuerzo creativo y lo más probable es que nunca te sientes a escribir sin notar que lo estás haciendo, a diferencia de cepillarte los dientes. Sin embargo, entre más escribas más fácil se hace, menos tiempo toma hallar la metáfora adecuada y conectar una palabra con otra.

Acostúmbrate a escribir todos los días. Sólo tienes que analizar tu rutina y disponer de algo de tiempo, así sean sólo 15 minutos. Algo es algo, y si dedicas esos 15 minutos exclusivamente a escribir, avanzarás mucho más de los que se sientan por dos horas todos los sábados.

2) Busca tu propio espacio y tiempo

Es muy importante tener un espacio sin interrupciones, preferiblemente sin mucho ruido en el que puedas sentarte y escribir sin parar por el tiempo del que dispongas. También debes ser consciente de la hora a la que lo haces. Puede que seas más productivo en la mañana que en la noche, y habrá momentos que te sean más convenientes. Si tu casa está llena a las 8 am, a lo mejor será mejor escribir a eso de la 1, cuando todo el mundo está tomando la siesta.

Otra cosa que muchas veces no se menciona es la comodidad del espacio. Yo, a mis tiernos 21 años de edad, sufro de la espalda, y si me duele la espalda no escribo. Cuando estoy en una de esas sillas de espaldar rígido, apenas puedo escribir como por 15 minutos y estoy moviéndome en un intento de aminorar el dolor, pero si estoy en mi espacio, que destino exclusivamente al estudio y la escritura y que cuenta con una silla ergonómica, puedo estar sentada por horas sin que el dolor me distraiga.

Busca un espacio libre de distracciones en el que puedas escribir cómodamente.

3) Crea un ritual

Muchos escritores tienen rituales, hábitos que les ayudan a entrar en ese estado mental necesario para escribir. Los rituales son herramientas poderosas, debido a que el cerebro es una máquina de realizar asociaciones. ¿Has oído hablar de Iván Pavlov? El hombre realizó un experimento sumamente importante en el área de la psicología: se percató de que cuando un perro tenía hambre y anticipaba comer, salivaba mucho, algo que no hacía cuando percibía un estímulo no relacionado con la comida.

Lo que hizo a continuación fue agarrar una campana y cada vez que el perro iba a recibir comida, la sonaba. Hizo lo mismo por muchas semanas, hasta que un día la sonó pero sin presentar la comida. Y el perro salivó. El perro aprendió a asociar ese sonido con la comida.

Esto se conoce como condicionamiento tradicional y demuestra el poder de asociación del cerebro. Es un principio muy útil para el aprendizaje. Supongamos ahora que el mejor momento que tienes para escribir es después de darte una ducha, cuando te sientes más relajado. Lo ideal sería que siempre escribieras después de esa ducha, pues así te acostumbras a salir del baño y pensar: “—Bueno, hora de escribir.”

Pero no tiene que quedarse ahí. Sería doblemente efectivo si, tras la sesión de escritura, te recompensaras por tu trabajo. Las recompensas refuerzan el comportamiento porque a todos nos gusta ser recompensados. Si eres un gamer y te pasas 2 o 3 horas diarias jugando, intenta escribir antes de jugar. Así no te arriesgar a perder ese tiempo de escritura y el juego pasa a ser una recompensa por haber escrito.

En serio, esto de los rituales es poderoso. Prueba formar uno.

4) Desconéctate del mundo

Apaga el internet y el teléfono. En serio, no escribas con esas cosas a la mano. El mayor problema de escribir en una computadora es que presenta muchas distracciones. Sólo un movimiento del ratón y listo, ya estás en la aspiradora de tiempo conocida como Facebook. O Twitter. O videos de gatitos.

Acostúmbrate a escribir de este modo y te garantizo que al menos duplicarás tu productividad. A veces me he sentado a escribir y, por tener el internet en funcionamiento, he terminado en internet sin darme cuenta porque eso es un hábito. Incluso cuando lo apago a veces me quedo en blanco y sin darme cuenta salgo del modo de pantalla completa en Scrivener, hago click en el logo de Mozilla y no es sino hasta que me aparece el mensaje de que no hay conexión que me doy cuenta de lo que he hecho.

Desconéctate. Apaga el internet y cualquier otra cosa que pueda distraerte.

5) Escribe, no edites

Una de las cosas que más me costó entender es que la escritura y la edición son procesos completamente diferentes. Cuando te sientes a escribir, asegúrate de que sólo estás escribiendo. Está bien leer un poco de lo que has escrito si pierdes el hilo, pero no pierdas tiempo cambiando nada. Ya vendrá el tiempo de editar más adelante.

Siéntate y escribe. Si ves la escritura como un hábito, a la larga se te hará más fácil y serás más constante. Además, te bloquearás mucho menos, porque resulta que la mayoría de las veces no estamos realmente bloqueados. El bloqueo del escritor es algo mucho más serio que un: “ah, bueno, he estado sentado cinco minutos y no viene nada, estoy bloqueado”. Estos supuestos bloqueos pueden resolverse con las técnicas adecuadas y con mucha disciplina, porque como ya he dicho, escribir es difícil.

 

Fuente: Ana Katzen