Con el triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936 hubo un significativo
cambio político en toda la provincia de Sevilla. El gobernador civil Carreras Pons, siguiendo las
instrucciones del ministro de la Gobernación, ordenó la reposición de los alcaldes
y concejales que habían ganado las elecciones municipales en abril o mayo de 1931, siempre que no
estuvieran sujetos «a procedimientos judiciales».
La orden dada por el ministro se debía a que anteriores gobernadores civiles, sobre todo el señor
Asensi, en «uso de sus atribuciones», fue cambiando los gobiernos locales, sustituyéndolos por políticos
locales pertenecientes al Partido Republicano Radical y a la CEA,
para que fuera un gobierno similar al de España, sin importarle lo más mínimo el resultado electoral de
1931. Sin duda el municipalismo no tenía autonomía y seguía dependiendo de las decisiones del
gobernador civil.
No fue fácil la reposición de los gobiernos locales, teniendo el gobernador civil que nombrar algunos
concejales interinos, mientras se preparaban las nuevas elecciones municipales que,
al final, no llegaron a celebrarse.
La evolución política y económica de estas Corporaciones locales fue muy compleja y convulsa. La
conflictividad social y las diferencias políticas fueron aumentando a pesar de las buenas intenciones de
los nuevos gobernadores civiles: Ricardo Corro y José María Rendueles y terminó desembocando en un
golpe de estado que fracasa y que dio paso a una cruel guerra civil.
Queda para el final un pequeño resumen de lo sucedido en cada uno de los pueblos de la provincia de
Sevilla, su equipo de gobierno municipal, el partido político al que pertenecían sus componentes, la
formación del comité de defensa… y la represión que muchos de ellos sufrieron por haber permanecido
fieles al gobierno republicano.