¿Por qué no vas a publicar tu libro? 8 septiembre, 2015 – Publicado en: Blog – Etiquetas:

¿Por qué no vas a publicar tu libro?

Sois muchos los que en secreto escribís vuestros relatos pero que nunca habéis conseguido publicar o simplemente no os lo habéis planteado. Si tu caso queda recogido en el primer grupo, debes leer esta lista de cuatro errores que puede ser la clave para remediarlo:

1. No tenemos clara nuestra historia

Muchos damos por terminadas nuestras novelas sin hacernos muchas preguntas. Puede que en nuestra cabeza no existan dudas y que creamos que hemos plasmado nuestra idea a la perfección. Pero si nos preguntan “¿de qué va tu libro” y no sabemos explicarla tal y como la tenemos en nuestra cabeza, quizá no la tenemos tan clara, no es tan perfecta como nos pensábamos o debemos mejorar cómo la “vendemos” a los demás.

Así pues, analicemos de nuevo nuestra historia, busquemos sus puntos fuertes y flojos, mira cómo podemos mejorarla y, sobre todo, revisemos y repasemos el texto hasta que esté perfecto. Muchas veces, a las editoriales llegan diamantes por pulir que pasan desapercibidos y a los que no se les da una segunda oportunidad por falta de tiempo, por exceso de oferta, etc…

Por otro lado, si el problema no reside en el texto, puede que esté en nuestra forma de explicar nuestra historia. ¿Lo hacemos de forma atractiva? ¿Sabemos destacar aquellos puntos que llamarán a quién nos la podría comprar?

2. Tenemos miedo a exponernos

Un error muy común que repetimos muchos escritores es el miedo a exponernos. Si bien es cierto que el solo hecho de escribir una historia supone desnudarse ante el lector, hoy en día ya no es suficiente. Debemos perder el miedo a contar de qué va nuestra novela, a comentarla, a compartir algún capítulo. Nunca sabemos quién puede escucharnos, quién tiene un amigo editor a quién le podría interesar el nuestro, si el tema puede ser interesante para un autor en concreto…

3. No llamamos a las puertas adecuadas

Otro lugar común en el que caemos muchos y muchas consiste en creer que nuestra novela puede gustar a todo el mundo. Eso es muy complicado y muchas veces incierto. Debemos entender quién es nuestro lector y en qué tipo de editorial acostumbra a comprar. Ya hemos hablado de este tema, si llevamos nuestro libro de vampiros a una editorial de poesía, por bueno que sea, no lo van a comprar. Lo mismo pasa con los agentes literarios. Analicemos qué publican e invirtamos las energías y el tiempo en aquellas editoriales en las que realmente tengamos posibilidades.

Y usemos los contactos. Éste es un tema delicado. Debemos usar aquellos contactos que nos puedan facilitar el camino sin hacer spam, haciéndolos partícipes del proyecto y asegurándonos que los “molestamos” en el momento adecuado. Muchas veces, o abusamos de ellos (hasta que no son efectivos pues nos hemos vuelto pesados) o no los tenemos en cuenta por pudor o miedo. Seamos adultos, tengamos tacto y pidamos ayuda.

4. Nos da miedo autopublicar y apostar por nosotros mismos

Sería perfecto que una editorial nos publique sin tener que invertir ni un euro, dólar o cualquiera que sea la moneda que se use en nuestro país. Pero lo cierto es que eso es complejo y existe mucha competencia. Si realmente queremos que nuestro libro vea la luz, no debemos descartar esta opción.

Muchos autores han empezado autopublicando sus primeras obras (desde un jovencísimo Edgar Allan Poe hasta la autora de Cincuenta sombras de Grey, E.L. James, con todo un gran y ecléctico número de autores entre medio). Esta apuesta inicial, que implica un desembolse de dinero, supone dos cosas: ver cumplido nuestro sueño, es decir, el de publicar un libro y, muy posiblemente, el inicio de una gran carrera literaria.

De hecho, Paulo Coelho anunciaba que iba a autopublicar su nueva novela siendo consciente de que ganará mucho más dinero sin intermediarios. ¿Será una de las fórmulas del futuro? El tiempo dirá.

Dejemos el modo shock y positivicemos todos estos conceptos. ¿Queremos publicar? ¿Lo intentamos y no tenemos éxito? Tengamos paciencia, revisemos nuestra historia, expongámosla, pensemos a qué puertas vamos a llamar y, sino lo vemos claro, autopubliquemos.

 

Vía: Me Gusta Escribir